Te corto las uñas,
Nudosas manos ahora de niebla.
Paisajes amarillos en el embrión de tus ojos
casi ciegos. ¿En qué piensas? Pregunto.
No hay en qué pensar, respondes.
¿Y los recuerdos?
¿La fascinación de la luna que buscabas desde la ventana?
¿Los cuentos del abuelo, al que llamábais papá?
¿Las meriendas en el campo, al pie del río?
¿Las verbenas de agosto?
Ya no quedan recuerdos,
Y esbozas una sonrisa dolorida y resignada
Que diluye el horizonte
Entre el sosiego y la sombra.
En el huerto canta el mirlo
Y son un clamor las rosas.